Madame Marie Curie

 Marie Curie es quizás el mas claro ejemplo de mujer luchadora y comprometida con las ciencias.

Fue la primera persona en recibir dos premios Nobel en distintas especialidades, física y química.

Sus logros incluyen los primeros estudios sobre el fenómeno de la radiactividad.

Fue ella la que le dio ese nombre a las radiaciones que generan los átomos al desintegrarse. 

Quizás no os suene esta palabra tan rara pero, ¿y si os digo que la radiactividad es el origen de los poderes de muchos de vuestros superhéroes favoritos como Spider-Man y Hulk?

Así es, sin el descubrimiento de Marie Curie no existirían estos personajes ni sus divertidas historias. 

Nuestra protagonista también tiene algo de superheroína. Durante la Primera Guerra Mundial creó los primeros centros radiológicos para uso militar. Fundó el Instituto Curie en París y en Varsovia, que se mantienen entre los principales centros de investigación médica en la actualidad y que sirvieron para salvar muchísimas vidas y aún las salvan. 

Marie Curie dedicó toda su vida a investigar sobre la radiación en una época en la que no se veía bien que las mujeres fueran científicas. Es más, todos sus méritos fueron atribuidos a su marido y a ella apenas la tomaban en consideración.

Pero ella no se rindió, siguió estudiando e investigando. Era una mujer sumamente inteligente que nunca se dio por vencida y gracias a ella tenemos mucha información sobre la radiación que nos ha permitido hacer grandes avances en la ciencia así como en poner su granito de arena para que las mujeres tengan cada vez más repercusión en la ciencia y se las empezase a tomar más en cuenta.  

Era una mujer maravillosa, conocida por su honestidad y estilo de vida moderado que destinó gran parte del dinero de su primer premio Nobel a sus amigos, familiares, estudiantes e investigadores. 

En una decisión inusual, se abstuvo intencionadamente de patentar el proceso de aislamiento del radio, por lo que la comunidad científica pudo investigarlo sin obstáculos. Ella insistía en que las donaciones monetarias y premios debían entregarse a las instituciones científicas a las que estaba afiliada en lugar de a ella misma. Según el mismísimo Albert Einstein, Marie Curie fue «la única científica que no se corrompió por la fama». 

Suena bastante a historia de superheroína ¿verdad?